La característica esencial del exhibicionismo es la exposición de los propios genitales a una persona extraña. Este tipo de fantasías, impulsos o comportamientos deben causar malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas relevantes en la vida del individuo.
En ocasiones el individuo se masturba durante la exposición aunque generalmente no llevan a cabo ningún intento de relación sexual con la persona extraña y la conducta va adquiriendo con el tiempo un carácter persistente y compulsivo.
Es probable que sea la desviación sexual más común, estableciéndose una edad media de comienzo del cuadro antes de los 18 años. Algunos estudios sugieren que cuando el trastorno comienza después de los 40 años es menos grave. La prevalencia máxima parece darse entre los 20 y 30 años de edad y es común, además, que los individuos que lo practican presenten más desviaciones sexuales, las más frecuentes entre ellas, paidofilia o pedofilia y voyeurismo.
El exhibicionista es con frecuencia heterosexual y suele estar casado, estableciendo relaciones sexuales dentro de los cánones de la normalidad. Tradicionalmente se ha descrito a los exhibicionistas como personas tímidas, retraídas, dependientes y con déficits en las relaciones sociales y heterosexuales.
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