Se trata del acto por el cual una persona se quita la vida deliberadamente. Según las estadísticas mundiales, más de un millón de personas cometen suicidio anualmente, lo que supone un 1,8 % de los fallecimientos. Y con la pandemia, ha ido en aumento. En particular, en nuestro país, España, se suicidaron 11 personas al día en 2021. Son cifras más que preocupantes.
Existen numerosas razones por las que una persona se quitaría la vida y muchas de ellas implican factores psicológicos: Más del 90% de las personas que se suicidan tienen algún tipo de trastorno psicológico. Puede tratarse de un trastorno de ansiedad (trastorno de pánico) o del estado de ánimo (trastorno bipolar, depresión mayor…), esquizofrenia y también de un trastorno por abuso de sustancias como el alcohol o drogas. Algunos trastornos de personalidad también pueden ser factores de riesgo para cometer suicidio.
Suicidio y adolescencia
Los adolescentes con riesgo suicida tienen poca tolerancia a la frustración, actitudes muy perfeccionistas, son extremadamente críticos, intelectualmente muy rígidos y no toleran el más mínimo fracaso. En ocasiones están convencidos de ser realmente malas personas y no se sienten queridos.
Con frecuencia sienten la falta de un lugar propio en el mundo, ya sea el colegio o su casa, o no se sienten queridos por sus padres. Sufrir bullying o acoso escolar puede ser un predictor de ideaciones y conductas suicidas en niños y adolescentes.
Es especialmente importante educar en emociones y habilidades sociales y asertividad a los niños desde una edad temprana, de forma que se sientan libres de poder expresar sus emociones y detectar si algo no va bien, para poder actuar de forma preventiva o lo antes posible, tanto desde casa como desde el colegio.
Soluciones para evitar el suicidio, posibilidades de tratamiento.
Cualquier manifestación de suicidio ha de ser atendida y valorada. Dado que en un gran porcentaje de casos la ideación y riesgo de suicidio obedece a factores psicológicos, el tratamiento pasaría por trabajar aquéllos en primer lugar y poco a poco ir desmantelando toda una red de creencias, pensamientos, emociones y hábitos disfuncionales. Hay que sacar a la luz las razones que hacen pensar a una persona que no tiene nada por lo que seguir viviendo y , a través de la terapia psicológica, ayudarle a encontrar razones para seguir adelante.
Si has tenido alguna ideación suicida frecuente en los últimos meses y que no remite, no dudes en pedir ayuda a un profesional de la salud mental.
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