Un alto número de personas padecen este trastorno de ansiedad y lo viven de forma solitaria y generalmente sin ayuda de allegados, ni ayuda profesional. Ha sido registrado un aumento en los casos de ataques de pánico en jóvenes entre 15 y 25 años, viéndose afectadas las mujeres en mayor medida.
Qué es un ataque de pánico
Un ataque de pánico consiste en un episodio en el que, quien lo padece, sufre de forma aguda elevados niveles de angustia y ansiedad con pensamientos aterradores de que algo grave puede pasar. Se trata de una respuesta intensificada ante un pensamiento irracional, un miedo a un estímulo o evento amenazante que aún no ha sucedido. Actualmente sigue sin conocerse con certeza el origen de este trastorno de ansiedad, aunque algunos estudios sugieren que algunas elementos genéticos pueden estar implicadas en el desarrollo de los ataques, aunque dichas conclusiones no se comparten de forma unánime en la comunidad científica, creyendo que existen otros factores que preceden a este problema.
Síntomas
Algunos de los síntomas que se presentan al sufrir un ataque de pánico son:
· Miedo intenso
· Mareo
· Dolor en el pecho
· Hormigueos en cualquier parte del cuerpo
· Confusión
· Taquicardia
· Temblores
· Sensaciones de ahogo
· Sudoración
Los ataques de pánico tienen la característica paradójica de que no son predecibles y esto puede afectar a la vida social, laboral y familiar de quien lo sufre, precisamente por la espontaneidad de los ataques, ya que es difícil saber cómo prevenirlos.
Algunas personas, únicamente con recordar un ataque vivido, pueden llegar a sugestionarse de tal forma que desarrollen involuntariamente otro ataque. Otras personas viven excesivamente preocupadas de vivir otro ataque en cualquier momento, lo cual supone un sufrimiento importante y continuado tanto a ellas mismas como a sus allegados, además de limitar su vida. Otras personas, por suerte, no le dan excesiva importancia y desarrollan su vida con normalidad.
Diagnóstico
Es importante que lo realice un/a profesional de la salud mental, descartando previamente cualquier condición física o somática que pueda estar provocando ese trastorno, al igual que valorar s
i hay alguna sustancia farmacológica o psicotrópica que al consumirla tenga como posible efecto secundario desarrollar síntomas de pánico. Tras dicha revisión médica y tras descartar las causas físicas o farmacológicas, es necesario que el profesional de salud mental evalúe a la persona y le comunique si cumple con los criterios diagnósticos de un ataque de pánico.
Una vez terminado el proceso médico y descartadas todas las causas anteriores, será responsabilidad del profesional de la salud mental evaluar a la persona y advertir si cumple los indicadores para diagnosticar el caso como un ataque de pánico.
Tratamiento
Existen dos tipos de tratamiento para las crisis de ansiedad, pudiendo combinarse ambas:
a) Farmacológico: tratamiento con ansiolíticos y antidepresivos, siempre bajo prescripción médica, en este caso, psiquiátrica.
b) Psicoterapia: La terapia cognitivo-conductual ha reportado una buena eficacia en este tipo de casos. El/la terapeuta propondrá un tratamiento en el que le dé a la persona afectada herramientas y recursos para afrontar las crisis y enfrentarse a las situaciones temidas para superarlas con la mínima ansiedad posible.
En algunos casos, los mejores resultados se obtienen con la combinación de ambos tipos de terapia.
Y por último, pero no menos importante, el apoyo emocional de los allegados y personas del entorno cotidiano del paciente, así como su comprensión del problema es de suma importancia para que quien padece esta problemática pueda poner en marcha adecuadamente los recursos que vaya generando.
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