La característica esencial de la eyaculación precoz consiste en la aparición de un orgasmo y eyaculación recurrente y persistente en respuesta a una estimulación sexual mínima antes, durante o poco tiempo después de la penetración y antes de que la persona lo desee.
El clínico debe tener en cuenta factores que influyen en la duración de la fase de excitación, como son la edad, las parejas o situaciones nuevas y la frecuencia reciente de la actividad sexual.
Es la disfunción sexual más frecuente en los varones (se estima que alrededor de un 30% de los hombres de la población general según datos de la APA de 1988.)
Habitualmente se observa eyaculación precoz en varones jóvenes y muchos aprenden a retrasar el orgasmo a lo largo de los años y a medida que tienen más experiencias sexuales.
Hay personas, sin embargo, que a pesar de haber adquirido esta capacidad en relaciones de larga duración, sufren eyaculación precoz cuando tienen una pareja nueva. La familiaridad con la pareja es un factor tan importante como la edad del individuo, su experiencia sexual y su actividad sexual actual a la hora de desarrollar un trastorno de eyaculación precoz.
Es infrecuente que la eyaculación precoz esté relacionada con causas orgánicas. Aún así, enfermedades como la prostatitis o la esclerosis múltiple pueden facilitar su aparición.
Las causas más habituales de aparición de este cuadro son psicológicas. Lo más frecuente es que se produzca un aprendizaje de esta respuesta defectuosa, en situaciones sexuales en las que existe un grado de ansiedad importante. Una vez aprendido es difícil controlar el reflejo de forma voluntaria.
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