¿Sueles sentir una intensa vergüenza al hablar con gente desconocida? ¿Sientes a menudo inseguridad cuando te ves rodeado de gente? ¿Evitas hablar en público porque te produce un malestar extremo? Puede que además, todas estas situaciones interfieran a menudo en tu vida cotidiana, dificultándote el desempeño de tus tareas y tu socialización. Si te ves reflejado/a en varias de las situaciones anteriores, quizás estés sufriendo fobia social.
¿Qué es la Fobia social?
A menudo se confunde con la timidez, pero no todas las personas desarrollan fobia social.
Cuando hablamos de fobia social, nos referimos a un intenso e irracional miedo a situaciones que implican algún tipo de interacción social. Por ejemplo, sentir un alto nivel de ansiedad al verse observado/a o juzgado/a o evaluado/a por otras personas, o siendo el centro de atención, por miedo a ser criticado/a por los demás.
Quien tiene fobia social es consciente de que reaccionan de forma desproporcionada ante las situaciones que desencadenan su ansiedad, pero no pueden controlar el miedo y la sintomatología ansiosa. Es más, evitan por todos los medios dichas situaciones, ya que en ocasiones se ven incapaces de soportar el malestar. Hay distintos niveles en este trastorno, diferenciándose entre Fobia social específica (se desencadenan los síntomas únicamente en situaciones determinadas, por ejemplo, al interactuar con gente del sexo opuesto) y Fobia social generalizada (la sintomatología aparece en cualquier situación social).
¿Qué causas subyacen a la fobia social?
Es común que comience durante la adolescencia, y a menudo quien la sufre no busca ayuda hasta pasados unos diez años de padecer la sintomatología. Igual que en otras fobias, el ambiente en el que se desarrolla el individuo juega un papel muy importante en su desarrollo.
A pesar de que algunas investigaciones apuntan a que se puede deber a un desajuste de determinados neurotransmisores, sobretodo de la serotonina, experiencias pasadas que resultaran traumáticas, una limitada interacción social, sobreprotección parental o familiar, suelen ser los factores predisponentes más habituales.
Acerca de la sintomatología:
No suele diferir demasiado de la de otras fobias, ya que lo habitual es que los fóbicos sociales presenten síntomas de ansiedad y miedo intenso ante las interacciones sociales diarias. Tienden a pensar que la gente los vigila y juzga, y sienten una fuerte vergüenza cuando cometen algún error, por pequeño que sea. El miedo y la ansiedad que experimentan son tan intensos, que interfiere en sus actividades diarias, limitando su desarrollo personal y bienestar general.
Otra serie de síntomas de la fobia social incluye temblores, náuseas, sudoración, dificultad para hablar, rubor facial (eritrofobia) y náuseas.
Las situaciones que los fóbicos sociales tienden a evitar porque son las que les provocan el malestar y síntomas anteriormente mencionados son, entre otras: Utilizar baños públicos, escribir, comer y beber en público, ir a fiestas y reuniones sociales, hablar en público, conocer gente nueva.
Tratamiento
Habitualmente, el tratamiento psicológico de referencia para lidiar con la fobia social es la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), debido a que ayuda a conocer el origen del problema y desarrollar respuestas diferentes para afrontar nuevas situaciones o fobias. Esta terapia se centra en entrenar a la persona para detectar aquellos pensamientos irracionales que le están afectando y cambiarlos por otros que cambiarán su óptica y por tanto, su experiencia, mejorando finalmente su calidad de vida. También es muy importante utilizar estrategias de exposición a las situaciones y estímulos temidos para experimentar por sí mismo/a que no tiene nada a lo que temer, en realidad.
Los tratamientos más frecuentes son, por tanto, la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en habilidades sociales, la exposición y la práctica de técnicas de relajación. La exposición suele ser suficiente para la fobia social específica pero para la generalizada se suelen utilizar programas de más amplio experto y mayor número de estrategias.
Tres de los programas más utlizados, en formato grupal, son:
· Terapia cognitivo conductual de Clark y cols. (1995): Plantea un Protocolo de Tratamiento Individual centrándose en aspectos cognitivos (interpretación de situaciones sociales, actuación y riesgo social, expectativas, atención, etc.).
Terapia cognitivo conductual comprensiva de Davidson y cols. (2004): Reestructuración cognitiva, tareas conductuales en grupo y exposición a situaciones cotidianas reales, además de entrenamiento en habilidades sociales.
Terapia cognitivo conductual en grupo de Heimberg y cols. (1998): Reestructuración cognitiva, tareas conductuales en grupo y exposición a situaciones cotidianas reales.
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