El concepto de expectativa de autoeficacia percibida es una aportación desarrollada por Bandura, en el marco de la teoría del aprendizaje social.
Este concepto surge como un intento de explicar por qué distintos procedimientos de intervención psicológica son capaces de lograr cambios importantes de conducta en los sujetos, cuando todos estos procedimientos se basan en paradigmas muy dispares.
Bandura postula que existe un mecanismo mediador cognitivo subyacente a todos estos procedimientos terapéuticos. Las expectativas de autoeficacia percibida, generadas en el transcurso de la intervención terapéutica, son las que darían cuenta de los cambios de conducta al finalizar el tratamiento.
Se define como “la convención de que uno puede llevar a cabo exitosamente la conducta necesaria para producir los resultados”. Es la percepción que tenemos acerca de nuestras capacidades, en base a las que organizaremos y realizaremos las acciones dirigidas a alcanzar un rendimiento. Según esta definición, yo seré capaz de hablar en público en una situación determinada si pienso o anticipo que tengo las habilidades necesarias como para poder llevar a cabo la tarea con éxito.
Las expectativas de autoeficacia no son un rasgo unitario de personalidad, se pueden tener altas expectativas en una conducta y muy bajas en otra parecida.
La investigación relaciona la autoeficacia percibida con la preparación de la gente para adoptar conductas que promueven la salud, así como que las creencias de baja autoeficacia están relacionadas con la reacción de estrés y con un funcionamiento más insatisfactorio del sistema corporal de lucha contra las enfermedades.
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