Es conocida como la prueba de Ruskin, en honor al médico especialista en enfermedades de ancianos y es un referente para las ciencias de la salud.
Este profesional reunía a grupos de colegas y enfermeras y les planteaba un caso específico para que cada uno diera su diagnóstico. "Aparenta claramente su edad cronológica. Esta paciente no logra comunicarse de manera verbal con los médicos ni siquiera con sus parientes más cercanos. Tampoco da señales de entender cuando se le habla. Se pasa horas balbuceando frases incoherentes y da toda la sensación de no saber ni siquiera quien es ella, desorientada en tiempo y espacio. Sólo de vez en cuando parece reaccionar cuando se la menciona por su nombre, sin que varíe todo lo anterior. No se interesa lo más mínimo por su aseo personal y no colabora cuando alguien lo hace en su lugar. No controla esfínteres, por lo que es necesario que otros se encarguen de bañarla y vestirla. También es imprescindible darle de comer, solamente comida blanda, porque carece de dentadura. Babea de manera continua y está imposibilitada de andar por sus propios medios. Su patrón de sueño es altamente conflictivo para aquellos que conviven con ella ya que se despierta con frecuencia por las noches y al hacerlo estalla en gritos y llantos. Tiene momentos en los que se muestra muy tranquila y agradable pero se muestra repentinamente muy agitada y estalla en nuevas crisis de llanto difíciles de controlar y sin nada que lo justifique. Esta situación se repite desde hace ya unos meses".
Tras la exposición del caso, prácticamente la totalidad de los que lo escucharon daban una opinión definitiva que podría resumirse en "Cuidar de un caso así sería devastador, un modo de perder el tiempo, médicos y enfermeras. Los parientes cercanos de esta paciente tampoco pueden hacerse cargo. Casos como este deben ser enviados a un asilo ya que nada se puede hacer con ellos".
Resultó que el sujeto del caso descrito se trataba de un bebé de 7 meses.