Seguro que has escuchado más de una vez hablar de LA virginidad o el concepto de “ser virgen”, muy extendido aún hoy en día en nuestra sociedad. Es un concepto también muy presente en las consultas de los terapeutas sexuales, quienes más que hablar de la virginidad en sí, preferimos hablar de los mitos que existen a su alrededor. El significado de la palabra “Virginidad”. No podemos obviar el simbolismo y significado religiosos, derivados de la palabra “virgen”. No obstante, lo que más nos interesa es la implicación psicológica y social que tiene esta palabra para nosotros y nuestro entorno.
- El concepto de “virginidad” está muy relacionado con nuestra erótica, pero popularmente, se utiliza más para etiquetar o clasificar en dos grupos: Los que han tenido relaciones sexuales (vírgenes) y los que no las han tenido (no vírgenes).
La virginidad y los mitos que la rodean El coitocentrismo: El monopolio erótico de la penetración Los sexólogos no nos cansamos de repetir que la penetración vaginal NO es el único tipo de práctica sexual que existe y a veces no sólo eso, sino que no tiene por qué resultar la más placentera. Sobreestimar la penetración es debido a los constructos o convenciones sociales que no se corresponden con nuestra realidad biológica, psicológica y social. Y para muestra, un botón: El clítoris tiene como única función el placer y es muy accesible para ser estimulado, sin necesidad de realizar una penetración para ello. Un alto porcentaje de mujeres afirman que su principal fuente de placer sexual lo obtienen mediante la estimulación del clítoris. Rotura del himen Es muy habitual q se asocie la pérdida de la virginidad con la rotura del himen, que es una membrana muy fina localizada en el interior del canal vaginal. Ahora bien: No todas las mujeres nacen con himen ni todas sufren la rotura del himen por tener relaciones sexuales con penetración. Hay hímenes muy flexibles que no llegan a romperse, otros están muy perforados, permitiendo la penetración así, otros se rompen practicando deportes o en otras circunstancias. La mujer a examen Relacionado con lo explicado en el anterior punto, no tiene mucho sentido asociar la primera relación sexual con penetración con la rotura del himen. En tal caso, entonces, estaríamos dando por sentado que la virginidad sólo la puede perder la mujer heterosexual. ¿Cómo perderían entonces la virginidad dos hombres que tienen relaciones?¿Y dos mujeres?¿Y personas trans? Esta creencia sobre la pérdida de la virginidad afecta más a las mujeres que a los hombres y esto implica una presión añadida sobre la mujer, o bien porque es virgen o bien porque no lo es o deja de serlo, depende de la edad. Dolor Es muy común que lo primero que se comenta cuando se habla de las primeras veces que se realiza la penetración sea que “tu primera vez va a ser dolorosa”. Y eso tampoco es así siempre. Para empezar, depende de si tienes himen o no y, si lo tienes, depende de su morfología, si es más o menos rígido, etc. Y para seguir, y esto es muy importante, depende de lo relajadas que estemos al tener esta primera relación con penetración. Si estás muy tensa, tu musculatura alrededor de la vagina probablemente también lo esté y eso produzca mayor dificultad a la hora de introducir el pene y , por tanto, más probabilidad de que te produzca molestias. Importancia social Son muchas las connotaciones sociales y religiosas que existen alrededor de la primera penetración. Está cargada de un gran simbolismo y es curioso que se considere como una “pérdida”, más que como una nueva experiencia. Es común que se hable de desvirgarse como si se perdiera inocencia, castidad o pureza, asociada únicamente a la penetración y no a otro tipo de prácticas, lo que sigue demostrando el carácter arbitrario de esta asociación. Démosle una vuelta al concepto de ‘virginidad’ Es importante señalar que interiorizar el concepto y vivir asumiendo su significado puede ser contraproducente, ya que es uno de los conceptos que limitan nuestra erótica. Le damos tanta importancia a la penetración vaginal que muchas personas que no disfrutan de esta práctica, la realicen por “convención social” o “porque es lo que se tiene que hacer”. Y está claro que, en el sexo, hacer algo sin que realmente se desee no es buena idea, ya que a la larga, deja de apetecernos. Por otro lado, la virginidad y las connotaciones sociales que la rodean limitan a las personas de explorar un montón de posibilidades dentro de su sexualidad, con las que podrían experimentar placer de muchas formas distintas a la penetración. Sería ideal poder hablar de perder la virginidad con cualquier otro tipo de contacto erótico que se realice por primera vez, diferentes a la penetración. Esto ayudaría a eliminar la idea de que existen relaciones sexuales o eróticas más o menos importantes. Así, las personas no sentirían presión social por llevar a cabo las prácticas que realmente quisieran experimentar. Una buena educación sexual es una buena forma de empezar a conseguir este cambio.
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