Estos trastornos se derivan de las dificultades que se dan en una o varias fases de la respuesta sexual humana (concretamente en las fases de deseo, excitación y orgasmo) y no permiten disfrutar de una vida sexual e íntima plenas. Suelen afectar a la autoestima del individuo, a su salud integral y a su relación de pareja.
Las disfunciones más comunes (descritas por la clasificación DSM-V de la APA) son:
Trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón: Deseo de actividad sexual escaso/ausente con unos pensamientos o fantasías sexuales deficientes/ausentes en el varón de manera persistente o recurrente.
Trastorno del interés/excitación sexual femenino Ausencia o reducción significativa del interés/excitación en la actividad sexual, o los pensamientos eróticos o del placer sexual o de las sensaciones genitales o no genitales o en la receptividad sexual.
Trastorno eréctil: Imposibilidad de conseguir una erección lo suficientemente firme para poder llevar a cabo la penetración de forma satisfactoria.
Trastorno orgásmico femenino (o anorgasmia): Dificultad para experimentar el orgasmo o una marcada disminución de la intensidad de las sensaciones orgásmicas.
Trastorno del orgasmo masculino (o anorgasmia). Retraso marcado o la incapacidad para alcanzar la eyaculación a pesar de la presencia de estimulación sexual adecuada y el deseo de eyacular. La definición retraso no tiene límites precisos al no existir consenso sobre el tiempo razonable. Es menos frecuente y no se diagnostica fácilmente, ya que queda oculta bajo el erróneo prejuicio de que la eyaculación implica un orgasmo, cuando en realidad son fenómenos distintos, pero que suelen ocurrir a la vez
Eyaculación prematura (precoz): Eyaculación antes o poco tiempo después de la penetración vaginal. Con un tiempo de latencia eyaculatoria tras la penetración vaginal, de por vida, inferior a los 60 segundos en el varón. Para la eyaculación precoz adquirida el tiempo de latencia (60 segundos) no se dispone de datos suficientes para considerarlo como criterio determinante.Implica casi siempre eyacular antes del tiempo que le gustaría a la persona y/o a su pareja e interfiere en la el bienestar sexual y emocional de uno o de ambos.
Trastorno de dolor génito-pélvico/penetración: Dificultades para mantener relaciones sexuales por dolor génito-pélvico, temor al dolor o la penetración vaginal, o tensión en los músculos del suelo pélvico. Quienes tienen esta afección pueden disfrutar plenamente de las relaciones sexuales mediante juegos sexuales, sexo oral, etc. y pueden alcanzar el orgasmo, ya que esta disfunción no tiene que ver con la respuesta sexual.
Disfunción sexual inducida por sustancias/medicamentos Las disfunciones sexuales pueden aparecer en relación con la intoxicación o abstinencia de sustancias como el alcohol, opiáceos, hipnóticos o ansiolíticos, estimulantes (incluida la cocaína), y otras sustancias, así como por medicamentos como antidepresivos, antipsicóticos, anticonceptivos hormonales, cardiovasculares, citotóxicos, gastrointestinales y hormonales.
La mayoría de estas disfunciones tienen, casi siempre, un origen psicológico y es importante pedir ayuda y acudir al profesional correcto, ya que en la gran mayoría de los casos la terapia sexual tiene un alto porcentaje de eficacia.
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