La Navidad es la época del año que más carga emocional nos genera. Existe una gran variedad de emociones que podemos llegar a sentir, que por momentos pueden resultar incluso contradictorias: Ilusión y felicidad por un lado y por otro nostalgia e incluso tristeza. Nos reunimos con muchos de nuestros seres queridos, amigos, familia, a muchos no los vemos a menudo, es una época de reencuentros también. A su vez, estas reuniones nos llevan a algunos excesos y cambios en nuestra rutina. También podemos recordar de manera especial en estas fechas a personas queridas que ya no están con nosotros. Todas estas sensaciones y emociones intensas se dan en un corto periodo de tiempo: Para algunas personas se hace muy largo y resulta un alivio que pase esta época, para otras, pasan demasiado rápido y les gustaría que duraran más.
Todas estas intensas emociones tienen lugar en un periodo de tiempo de tan solo dos semanas. Aunque a muchas personas se les pueden hacer muy largas, para la mayoría las Navidades pasan muy deprisa. Para los primeros puede resultar un alivio ver que ya han terminado; mientras que para los segundos hubieran deseado que se prolongara otras dos semanas más.
Los sentimientos y emociones en Navidad
Ilusión
En los niños vemos caras de ilusión al ver imágenes de Papá Noël o los Reyes Magos, las luces navideñas, los dulces típicos de la época, los juegos y eventos habilitados para las vacaciones de Navidad… Cuando abren un un regalo que les han traído los Reyes o pasean con su familia por las calles llenas de luces con los colores Navideños. Y tienen la capacidad de contagiar esa ilusión a todos los adultos que los rodeamos. Pero también muchos adultos viven con ilusión estos días, ya sea por sentimientos religioso, por los recuerdos de la infancia o por las ganas de reunirse con amigos y familiares en Navidad.
Añoranza
Al ver la ilusión que los niños irradian también podemos sentir lo mucho que añoramos cómo disfrutábamos igual que ellos, años atrás, recordando y reviviendo así escenas de nuestra infancia, trayendo a nuestra memoria a personas importantes para nosotros que posiblemente ya no estén aquí.
Amor
La añoranza aparece generalmente donde hubo amor: Por tanto, añoramos a quienes hemos querido y han significado mucho para nosotros a lo largo de nuestra vida.
Esperanza
Relacionado con el fin de año, es una etapa en la que podemos replantearnos muchas cosas y esperamos que el nuevo año nos traiga un soplo de aire fresco con nuevos proyectos, propósitos, ya sean personales o laborales. Cuidarnos más, vivir más el presente y encontrar un sentido para nuestro día a día.
Tristeza
Podemos sentirla al echar de menos a personas que ya no están, pero también al ver lo rápido que pasa el tiempo. Al finalizar el año, hacemos balance de todo y nos damos cuenta de las etapas que han ido pasando, cerrándose… Esto puede producirnos vértigo y a la vez, estamos dejando atrás un año con aprendizajes y experiencias diversas.
Culpa
Las celebraciones navideñas facilitan que cometamos algunos excesos. Comemos y bebemos mucho más de lo que necesitamos, bebemos alcohol, trasnochamos y gastamos cantidades importantes de dinero. Esto puede hacernos sentir culpables, también si revisando nuestros objetivos sentimos que no los hemos cumplido… Esto puede invitarnos a reflexionar y cambiar algunas perspectivas de cara al año que entra.
Vergüenza
Aunque parezca extraño, la vergüenza también puede aparecer en estas fechas: Ya sea porque haya personas que económicamente no puedan permitirse regalar nada o porque nos reencontramos con gente de la que hace tiempo no sabemos nada o hemos perdido relación al no habernos prestado mucha atención a lo largo del año. No obstante, siempre puede ser un momento para retomar la relación ;)
Felicidad
Solemos felicitar la Navidad con deseos de que sean fechas felices y alegres gracias a los reencuentros y reuniones con nuestros allegados.
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