Es habitual que los celos aparezcan en las relaciones de pareja.
La falta de seguridad en uno mismo y una autoestima baja o experiencias pasadas negativas con otras parejas (por ejemplo, infidelidades), así como el temor de perder a la pareja facilita que los celos hagan acto de presencia en una relación amorosa.
La posibilidad de que la pareja pueda interesare por otra persona generan tensión y ansiedad. Estos sentimientos pueden considerarse relativamente normales al empezar una relación con alguien, porque puede haber cierta inseguridad o incertidumbre hasta que se instaura la confianza y lo cierto es que queremos siempre conservar a una persona con la que conectamos. Es posible conseguir gestionar los celos si se es capaz de controlarlos y no causen excesivo sufrimiento o conductas inadecuadas, consiguiendo que se suavicen o desaparezcan con el tiempo y la confianza construida en la relación. Pero cuando hablamos de celos patológicos, nos referimos a aquellos que:
Tienen origen en una causa irracional, no objetiva,
Se presentan continuamente en la persona que los padece y
No puede evitar que le ocurran o no se ve capaz de controlarlos.
Este tipo de celos llevan de forma impulsiva e irremediable a controlar excesivamente a la pareja y en caso extremos pueden incluso llegar a la manipulación, el chantaje emocional o a la agresión, lo cual deriva en un desgaste inminente tanto de la relación como de la pareja, además de que puede generar daños psicológicos más o menos persistentes en la persona que sufre los celos.
Es importante saber detectar a tiempo las señales de que este tipo de celos se dan y pedir ayuda profesional lo antes posible, dado que es una de las causas que con más frecuencia terminan con las relaciones de pareja, además de las consecuencias que puede generar en las vidas personas que los sufren y de sus parejas.
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