Es bastante común que los niños tengan pesadillas, y seguro que más de una vez has tenido que consolar a tu hijo en medio de la noche tras un mal sueño. Sin embargo, si el niño experimenta tal terror que te ha resultado imposible consolarlo, probablemente estéis ante un terror nocturno.
¿Y qué es un terror nocturno?
Se trata de un trastorno del sueño, muy parecido a una pesadilla pero se diferencia de ella en que es más exagerado y es muy complicado consolar al niño, sino imposible. Al ser tan espectaculares, los terrores nocturnos asustan bastante a los papás, pero no suelen implicar ningún problema de índole médica ni tienen por qué suponer una preocupación más allá de una situación puntual.
Para entender cómo se producen estos episodios, es importante mencionar las fases del sueño: En una noche promedio, el sueño se divide en distintas fases, cada una de las cuales se asocia a un tipo de actividad cerebral específica. Una de esas fases es la fase de Movimientos Oculares Rápidos (MOR o en inglés Rapid Eye Movements, REM) y es en la que se producen la mayor parte de los sueños, incluidas las pesadillas. Sin embargo, los terrores nocturnos se dan durante la fase No REM, por lo que no se considera que sea un sueño, técnicamente hablando, sino más bien una reacción súbita de miedo que ocurre en el momento de pasar de una fase de sueño a otra.
Los terrores nocturnos suelen tener lugar entre 2 y 3 horas después de que el niño se duerma, durante la transición de la fase más profunda de sueño No REM a la más superficial de sueño REM, que es la etapa en la que tienen lugar los sueños. Normalmente, esa transición suele darse de forma suave, pero hay veces en que el niño se agita y se asusta gravemente y es esta reacción de miedo y angustia inconsolable la que llamamos terror nocturno.
Es bastante característico de estos episodios que el niño se incorpore e incluso se siente en la cama de forma rápida y se ponga a gritar con mucha angustia. Suele mostrarse severamente agitado, llegando a acelerarse tanto la respiración como el ritmo cardíaco. Puede también sudar y comportarse de forma visiblemente alterada. Tras unos minutos (que pueden llegar a parecer horas), llegará la calma, y el niño se calmará y volverá a dormir apaciblemente, como si nada hubiera ocurrido, literalmente, ya que los niños no recuerdan nada de este episodio, ya que, en realidad, estaban dormidos cuando pasó. Esto también es diferente de las pesadillas, que sí se suelen recordar.
¿Qué causa los terrores nocturnos?
La mayor parte de investigaciones apunta a una hiperactivación del Sistema Nervioso Central (SNC) que tiene lugar durante el sueño. Hay teorías que suponen que puede darse algún desajuste en el control de la actividad cerebral durante el sueño o la vigilia debido a que aún está en proceso de madurar. También puede darse el caso de que algunos niños hereden una tendencia a esa hiperactivación: Alrededor del 80% de los niños que experimentan terrores nocturnos cuentan con algún pariente que también los experimentó en su día o que tuvo sonambulismo (otro tipo de trastorno del sueño) durante su niñez.
Se han detectado algunos factores comunes en niños que han sufrido terrores nocturnos:
· Se encontraban muy estresados, cansadoos, fatigados o enfermos
· estaban ingiriendo alguna medicación nueva
· dormían fuera de su casa en un entorno nuevo
Los terrores nocturnos no son demasiado frecuentes, suelen afectar al 3-6% de la población infantil, frente a la experimentación general y bastante común de las pesadillas, casi todos hemos tenido alguna en algún momento. Las edades en las que ocurren los terrores nocturnos van de los 4 y 12 años, aunque también se han registrado en niños de 18 meses y por lo general, parece que se dan con mayor frecuencia en niños que en niñas.
Pueden experimentarse de forma aislada o frecuentemente, hasta que un buen día desaparecen del todo. En la gran mayoría de casos, los terrores nocturnos desaparecen solos mientras el Sistema Nervioso va madurando.
¿Qué hago si mi hijo tiene un terror nocturno? ¿Cómo reacciono?
Dadas las características que hemos descrito, es bastante comprensible que los padres se inquieten o asusten bastante ante un terror nocturno, ya que sienten impotencia al no poder consolar a sus hijos. Sin embargo, la mejor forma de reaccionar ante un terror nocturno, es esperar con toda la paciencia posible a que pase y asegurarse que el niño no se haga daño durante el episodio. Lo más común es que al pasar pocos minutos los niños vuelvan a dormir plácidamente como si nada.
No es aconsejable despertar al niño durante el terror nocturno, ya que por una parte no suelen funcionar y por otra, si es que funcionan, lo más seguro es que el niño se sienta confuso y desorientado, lo que hará que le cueste más tranquilizarse y volver a dormir.
No existe tratamiento para este trastorno del sueño, pero puedes contribuir a prevenir su aparición si pruebas los siguientes consejos o pautas:
· Reduce el estrés a que está sometido tu hijo.
· Procura que tu hijo tenga una rutina sencilla y relajante antes de irse a dormir
· Cerciórate de que descansa lo suficiente
· No dejes que se mantenga despierto hasta muy tarde, que tenga horarios de sueño demasiado irregulares o que se canse demasiado a lo largo del día.
Tener información sobre los terrores nocturnos, sus causas y cómo podemos actuar ante ellos puede ayudar a disminuir las preocupaciones y angustia de los padres. Sin embargo, si el niño experimenta terrores nocturnos frecuentemente, es conveniente consultar al médico por si fuera necesario que lo evalúe un especialista en sueño. #terroresnocturnos #trastornosdelsueño #pesadillas #niños
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