¿Sabías que el tierno ritual de leer cuentos a tus hijos antes de dormir influye tanto en su salud física y mental como en su capacidad intelectual?
Y es una tradición que desafortunadamente se está perdiendo, debido a que cada vez pasamos menos tiempo de calidad con ellos y la cadena de hábitos que realizamos para ir a la cama acaba siendo un proceso rápido, automático y a matacaballo, siendo precisamente esa cadena de acciones rápidas de los pocos, si no los únicos, momentos de acercamiento afectivo con los niños.
En cuanto al impacto en la salud física, por ejemplo, el artículo publicado por la psicóloga clínica Clementina Pires de Almeida, afirma que en algunos estudios realizados en niños con cáncer, se demuestra que la hormona del estrés por antonomasia, el cortisol, está muy relacionada con la percepción del dolor, aumentándola, además de afectar al sistema inmunitario, impidiendo que el organismo se defienda adecuadamente. La lectura puede ayudar a combatir esos efectos, ayudando a relajarse antes de dormir y a mejorar la calidad del sueño, muy importante en la infancia porque durante el sueño el cerebro “se regenera” con mayor facilidad y consolida los aprendizajes diurnos, entre otros. Al estar hospitalizados, los niños se despiertan con mucha facilidad, además de que hay muchos despertares obligatorios por temas de medicación, y eso puede afectar a la plasticidad cerebral y ralentizar la capacidad de regeneración cerebral, además de afectar a la recuperación física ante la propia enfermedad, como bien comenta la experta arriba mencionada.
En bebés, se aprecia que el impacto es mayor, ya que, como afirma Pires, existe una relación directa entre el vocabulario que van a tener a los dos años y el éxito académico hasta los diez años con el número de palabras que escuchan durante el primer año de vida. Los niños cuyos padres leen con más frecuencia suelen tener un nivel de actividad generalmente mayor y están más estimulados en las áreas cerebrales relacionadas con la competencia lógica y el procesamiento visual.
La experta afirma que esa es la razón por la que los niños demandan que se les lea el mismo cuento con frecuencia, ya que a la primera no captan todo de una vez y necesitan prestar más atención a algunos detalles, lo que les ayuda a reconocer patrones que existen en la realidad y que sirven para predecir los acontecimientos. También estimula mucho su imaginación: Al dar entonaciones diferentes y hacer sonidos diversos, los niños procesan de forma automática en forma de imagen lo que están oyendo, logrando así asociar las palabras a lo que van imaginando sobre la historia del cuento. Eso facilita la comprensión y procesamiento del lenguaje.
La lectura de cuentos como factor protector ante la enfermedad mental.
Un beneficio más que menciona la psicóloga es la disminución de alrededor de un 20% en la predisposición a la enfermedad mental como el déficit de atención o la ansiedad en los niños, probablemente debido a que, como apunta Pires, el hábito de leer e imaginar las historias mantiene los cerebros de los niños con un mayor nivel de actividad, adyudando así al cerebro a protegerse de la enfermedad mental. Hay que tener en cuenta que, al nacer, nuestro cerebro sólo ha desarrollado alrededor de un 25% de su capacidad, aumentando hasta el 70% al final del primer año y a un 85% a los tres años.
Los niños perciben el mundo como los científcos: Son muy observadores y registran todo lo que ocurre a su alrededor, de ahí que digamos eso de que “los niños son como esponjas”, porque tienen una gran plasticidad cerebral, es decir, su cerebro tiene una gran capacidad de aprendizaje y necesitan desarrollarlo, a través de la lectura, el juego, la exploración del entorno y las relaciones sociales.
¿Te animas a leerle un cuento esta noche?
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