La ansiedad, como todas las emociones, actúa a tres niveles: a nivel fisiológico, a nivel motor y a nivel cognitivo.
Los cambios que se producen a nivel cognitivo bajo un estado de ansiedad son múltiples pero nos centraremos en los cambios atencionales.
Cuando estamos ansiosos se producen alteraciones atencionales como una focalización de los recursos atencionales sobre la amenaza que se percibe y la restricción del foco atencional hacia cualquier estímulo no relevante.
Según los modelos de recursos atencionales, la activación varía de unos individuos a otros (por ejemplo es más alta en los sujetos introvertidos que en los extrovertidos) y en un mismo individuo según la etapa de su vida (los adultos presentan mayores niveles de activación que ancianos y niños) y las situaciones (según la amenaza que el estímulo suponga para el sujeto).
Así, en situaciones de estrés importante que implican una emergencia grave o una amenaza importante, la capacidad atencional queda gravemente reducida, lo que se traduce en un deterioro de la conducta, que se hace poco adaptativa; además el estrechamiento de la atención es selectivo, centrándose toda la atención en la amenaza percibida y originándose el fenómeno de "visión en túnel
".
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