En la consulta, uno de los problemas con los que nos encontramos con más frecuencia es la falta de autoestima, ya sea como problema primario o como consecuencia de otros. Se da tanto en hombres como en mujeres y tanto en niños como en gente joven o mayor, porque la autoestima no entiende de edad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que es una parte de nosotros (como muchas otras) que se puede aprender y entrenar.
Pero… ¿Qué es la autoestima?
Se trata de la valoración emocional que hacemos de nosotros mismos. Se trata del conjunto de ideas, pensamientos, creencias y juicios que tenemos sobre nuestra persona. Algo así como “cómo nos estimamos”, basándonos en nuestras vivencias.
¿Cómo saber si tienes una autoestima baja?
La autoestima sufre variaciones a lo largo de nuestra vida, ya que es algo dinámico que se va construyendo a raíz de nuestras experiencias, pero hay varias “señales de alarma” que te pueden estar indicando que necesitas darle un empujón a tu autoestima:
· No te relacionas con los demás como te gustaría y tienes miedo de que te dejen a un lado.
· Te sientes inseguro/a en general y en distintas áreas de tu vida.
· No sueles expresar tus opiniones o necesidades porque piensas que no son lo suficientemente válidas o interesantes para los demás o temes que te rechacen por ellas.
· Buscas continuamente la aprobación de los demás.
· Piensas en negativo y eso te limita a la hora de realizar tus metas (directamente piensas que no vas a poder lograrlas y ni lo intentas).
· Sueles sentir envidia de los demás.
· Piensas que tienes poco o nada que aportar a otros.
· Te cuesta imponerte a los demás y tiendes a dejarte avasallar.
· Ves a los demás por encima de ti y te sientes menos que los demás.
· Crees que tus éxitos son cuestión de suerte pero tus fracasos son por culpa tuya
· Sientes culpabilidad.
· Te sientes poco atractivo/a.
· Te desmotivas fácilmente y sueles dejar cosas a medias.
Si te sientes identificado/a frecuentemente con situaciones como las descritas anteriormente, es posible que tu autoestima esté algo baja, pero como dijimos más arriba, es algo dinámico que podemos entrenar. Pasamos a darte algunos consejos para que le des a tu autoestima ese empujón que necesita:
· Perdónate y acéptate. Analiza lo que no te gusta de ti mismo/a (puedes escribirlo en un papel) y enfréntate a ello. Lo que puedas cambiar, cámbialo poco a poco y lo que no, acéptalo. No te tortures sintiéndote culpable, aprende de tus experiencias y empieza de cero.
· No te machaques. Nadie es perfecto, todos tenemos defectos y virtudes y nuestro objetivo no es alcanzar la perfección, sino ser felices con lo que tenemos, tanto bueno como malo. Para ello, hemos de apreciar y valorar las cosas que hacemos bien. Permítete ser consciente de aquello que haces correctamente y que aprecias de ti. Pon el foco en ello, ya que focalizarte sólo en lo negativo no te aporta soluciones ni te lleva a ningún lugar más que a hacerte daño.
· Las metas que te pongas han de ser realistas, que puedas cumplirlas. Empieza por metas que sean fáciles de alcanzar para poco a poco ir consiguiendo lo que te propones. Si fracasas en alguna, ¡no pasa nada! Aprende de ello y sigue adelante, no te culpes por lo que has hecho mal, simplemente tenlo en cuenta para hacerlo de forma distinta la próxima vez. Atrévete a afrontar retos diferentes cada día.
· Procura compararte lo mínimo posible. Cada persona es distinta y tu vida es una carrera contigo mismo/a, en la que has de valorar lo que vas cambiando y consiguiendo poco a poco TÚ con tus recursos.
· Practica la crítica constructiva. Que te ayuden a mejorar, no a hundirte y culpabilizarte.
· Respétate y trátate siempre con cariño. Tienes recursos para ponerlos en marcha y tienes derecho a alcanzar la felicidad.
· Obséquiate con tiempo para ti. Realiza actividades que te hagan sentir a gusto, que te provoquen curiosidad, que te hagan aprender o que te relajen.
· Deja atrás aquello que te pesa, aquello que se enquista, aquello que no te hace feliz (un trabajo que odias, una ciudad que te estresa, relaciones que no te aportan o que te quitan…).
· Cambia el foco y piensa en positivo: Cambia el “¿y si no sale?” por el “¿y si sí?”. Este cambio de pensamiento puede ayudar a dejar atrás una dinámica negativa que sólo nos hace estancarnos en el miedo.
· Cuando te vayas a la cama, piensa o escribe las cosas positivas o buenas que ha tenido tu día: Esa persona tan amable que te ha atendido en la tienda, las cosas pendientes que has ido cerrando, cómo has solucionado esa dificultad que te traía de cabeza…
Recuerda que la única persona con la que pasarás todas las horas y días de tu vida, eres tú mismo/a, así que es importante que aprendas a quererte y a respetarte para así tener confianza en ti mismo/a y superar los retos y dificultades que la vida nos presenta.
Si aún poniendo en práctica los ejercicios anteriores sientes que no puedes hacerlo solo/a y necesitas ayuda, no dudes en contactar con un profesional que te dé el apoyo y la orientación que necesitas.
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