Seguramente alguna vez has tenido la sensación de estar despertando, siendo consciente de lo que pasa a tu alrededor, pero sin poder moverte ni articular palabra, aunque pienses que se trate de una pesadilla o una experiencia digna de una película de terror, lo más probable es que estés experimentando un trastorno del sueño llamado parálisis del sueño.
¿Cuál es su sintomatología?
Como bien indica el nombre, este trastorno del sueño que ocurre en un estado entre consciencia y vigilia implica estar despierto/a y consciente de lo que nos rodea pero sin poder realizar ningún movimiento voluntario ni poder hablar. Es una sensación muy desagradable y puede generar ansiedad, ya que te sientes totalmente atrapado/a y sin poder pedir ayuda. No obstante, las funciones vitales como el latido cardiaco y la respiración no se ven afectadas en absoluto, debido a que estas funciones son involuntarias: Están controladas por el sistema nervioso autónomo.
En esta experiencia, es bastante común también sentir que nos asfixiamos o que tenemos dificultades para respirar, a causa de la imposibilidad de poder mover o controlar los músculos de forma consciente y voluntaria, pero en realidad el riesgo de ahogarse no es real.
Durante la parálisis pueden aparecer otros elementos, más subjetivos, como la sensación de presencias amenazantes o extrañas, sensación de ser observados o vigilados, alucinaciones… La razón fundamental es que este trastorno aparece en una fase de transición entre el sueño y la vigilia, y pueden mezclarse de forma difusa elementos de los sueños con la realidad.
¿Cuáles son las causas?
Concretamente, la parálisis del sueño se debe a un error en la coordinación entre algunas áreas cerebrales y la parte del sistema nervioso que se encarga de enviar las órdenes a los músculos para controlarlos de forma voluntaria, lo que implica que aunque estemos despiertos, los músculos siguen “dormidos” o “fuera de conexión” con el cerebro, porque se encuentran aún en la fase REM del sueño, fase en la que soñamos y que tiene como característica esa “desconexión” muscular para evitar movernos y “representar” nuestros sueños. Afortunadamente, esta desconexión o descoordinación dura sólo algunos segundos, aunque al darse en un estado de transición entre vigilia y sueño, nuestra percepción del tiempo puede verse modificada y lo que realmente son unos segundos pueden parecernos una eternidad debido al impacto emocional y psicológico de este fenómeno.
¿Le pasa a todo el mundo?
En cuanto a la prevalencia de esta parasomnia, la amplia generalidad de estudios apunta a que se trata de casos que se dan con poca frecuencia, si tenemos en cuenta la gran cantidad de horas que pasamos durmiendo en nuestra vida. No obstante, la cantidad de personas que sufren este fenómeno en algún momento de su vida puede ser mayor de lo que esperamos: Alrededor de un 60% de la población podría vivir un episodio de parálisis del sueño en cualquier momento.
Realmente, los efectos negativos de este trastorno están dentro de las propias sensaciones vividas y de la subjetividad de cada persona que pasa por la experiencia, tener información sobre esta parasomnia podría ayudar a que, si se experimenta, sus efectos no sean tan impactantes.
En situaciones normales no supone un peligro ni corremos peligro real de asfixiarnos. Los expertos aconsejan mantener la calma y respirar con toda la normalidad posible hasta conseguir salir del estado de parálisis.
Así que ya sabes: Si alguna vez pasas por esta experiencia, toma nota de esta información y consejos para poder afrontarla de la mejor manera posible
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