1. En la obesidad intervienen factores genéticos, metabólicos, psicológicos y sociales. No es solo una cuestión de voluntad. No te juzgues por eso, toma conciencia de tu problema y afróntalo. 2. Sigue el plan nutricional recomendado por tu médico. Las dietas restrictivas continuas tienen efecto rebote. Plantearse objetivos exigentes en poco tiempo no es eficaz. 3. Muévete. Realiza algún ejercicio físico que te agrade con regularidad y lleva una vida diaria activa. 4. Puedes aprender a regular el estrés y tus emociones, ya sean positivas o negativas, consigue a diferenciarlas de la comida. La ansiedad, la tristeza o la ira si son intensas pueden llevarte a una sobreingesta descontrolada o a comer constantemente. 5. Estar centrado o preocuparse demasiado por la comida y por tu silueta genera conflictos con tu imagen corporal y falta de confianza. Ocúpate en vez de preocuparte. Genera nuevos hábitos saludables de alimentación, que puedas mantener siempre, en lugar de seguir dietas para adelgazar que sólo puedes mantener algún tiempo. 6. Intentar repetidamente disminuir el peso sin éxito puede hacerte pensar que no lo conseguirás y podría afectarte y sentir que no tienes control en otros ámbitos de tu vida. 7. Aprende a gestionar tus objetivos. Es fundamental cambiar la dieta y aprender a consolidar los cambios conseguidos. Haz un seguimiento con los expertos del tema. 8. Acepta que tu problema tiene solución, se sincero contigo mismo en lugar de engañarte. Si resuelves tus problemas emocionales y aprendes a tener fuerza de voluntad lo conseguirás. 9. El apoyo de tu familia y amigos es importante. Expresa y comparte tus dificultades y pídeles ayuda. 10. El médico, el psicólogo y el nutricionista son los profesionales fundamentales para el tratamiento de la obesidad.
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