Sternberg (1986, 1988) considera que hay tres componentes básicos en el amor: la intimidad, la pasión y el compromiso. Tales tipos en su forma pura forman los vértices de un triángulo equilátero. La combinación de estos componentes básicos da lugar a otras formas de amor.
La intimidad se refiere al sentimiento de cercanía, unión y afecto hacia el otro.
La pasión coincide con el denominado “amor a primera vista” y consiste en un estado de excitación mental y física; normalmente se describe como amor que se torna obsesión por la otra persona.
El compromiso consiste en la decisión de que uno quiere a la otra persona.
El amor romántico se da cuando los amantes se atraen tanto física como emocionalmente, pero este sentimiento de unión y compenetración no va acompañado de compromiso.
En el amor fatuo la pasión cristaliza enseguida en compromiso, sin dar tiempo para que la intimidad surja.
El amor compañero se refiere a la situación donde los componentes de intimidad y compromiso aparecen unidos, pero sin el componente de la pasión.
El amor perfecto es el que combina los tres componentes básicos, que, según el autor, es difícil de alcanzar y mantener.
Cada uno de los tres componentes básicos tiene una evolución temporal diferente. La intimidad se desarrolla gradualmente conforme avanza la relación y puede continuar siempre creciendo, aunque este crecimiento es más rápido en las primeras etapas. La pasión es muy intensa al principio y crece de forma vertiginosa, pero suele decrecer conforme la relación avanza, estabilizándose en niveles moderados. El compromiso, por último crece también despacio al principio, más lento incluso que la intimidad, y se estabiliza cuando las recompensas y costes de la relación aparecen con nitidez.
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